El Economista – 2015
Se dice que el consenso se alcanza cuando en un debate nadie está realmente satisfecho, pero al mismo tiempo tampoco tan insatisfecho como para oponerse con fuerza a su resultado. En el caso de la Ley de Auditoría de Cuentas, y a pesar de las reiteradas promesas del Gobierno de atender las demandas de los grupos de interés, ha existido escaso debate y ningún consenso. La ley no satisface a las Corporaciones de auditores; ni a los profesionales; ni a otros reguladores; ni a los partidos políticos -en el Congreso y el Senado se presentaron cerca de 300 enmiendas sin que haya sido aprobada ni una sola de ellas-; ni siquiera al propio Consejo de Estado que fue muy crítico con el texto.